“Las dos crónicas que a continuación comparto las redacté en los respectivos momentos cuando ocurrieron los hechos que describo. Son las narrativas del final de dos emblemáticas instituciones que por décadas le aportaron al desarrollo integral no solo de Villavicencio”.
Las dos crónicas que a continuación comparto las redacté en los respectivos momentos cuando ocurrieron los hechos que describo. Son las narrativas del final de dos emblemáticas instituciones que por décadas le aportaron al desarrollo integral no solo de Villavicencio, me refiero a la emisora La Voz del Llano y al colegio de La Sabiduría.
Antes fueron publicadas en mi cuenta de Facebook de cuya memoria electrónica las rescato. A los textos originales les hice algunos ajustes de redacción.
Con el inicio del mes de septiembre de 2012 ocurrió un hecho clave en la historia de la radiodifusión villavicense. Lo causó la economía del libre mercado.
A partir de su creación en julio de 1961 sus estudios solo tuvieron dos sedes, se ubicaron en las últimas plantas de dos céntricos edificios del pueblo al que vio y ayudó a convertir en ciudad. Pero a partir del primer sábado de ese mes a La Voz del Llano se la llevaron para unas cuadras más abajo, desde allí emiten su señal.
El traslado de sede se debió a una transacción comercial de la que se conoció que al parecer una heredera del tolimense Jaime Pava Navarro, su creador, la arrendó a RCN. Quiero ello decir que ya no se le anunció más como de la “Cadena Súper de Colombia” y dejó de llevar el nombre original.
A la postre solo conservó su frecuencia, es decir la 1020 AM.
Quienes trataron al señor Pava Navarro cuentan del admirable equilibrio empresarial y social que siempre le imprimió a sus emisoras, de ahí el éxito conquistado.
Hay que decir que La Voz del Llano por muchos años emitió en ondas corta y larga, coberturas con las que conquistó y colonizó la vasta sintonía en la región orinoquense razón suficiente para reafirmar el significado de su nombre.
En los diales de sus radios transistores, en onda corta, a la par de emisoras venezolanas y de otros países, los habitantes de la llanura y de la selva sin enlaces se mantuvieron informados gracias a una radiodifusora regional que emitía desde el centro de Villavicencio. En sus casas a diario sintonizaron las programaciones y pendientes estaban de escuchar los “mensajes al llano”.
Junto a su amplio e inmedible impacto socio cultural La Voz del Llano sirvió como permanente academia de formación de varias cohortes de locutores y periodistas locales.
Pienso que el declive de La voz del Llano comenzó a partir del momento en que dejó de emitir en onda corta, de esto hace ya varios años, merma electrónica que la dejó con una reducida cobertura desamparando a su cautiva audiencia regional. Luego vino la reestructuración administrativa del año 2011 que le dio paso a lo que sucedió al año siguiente en el referido mes de septiembre.
Así, a sus recién cumplidos 51 años de vida La Voz del Llano pasó a otra vida empresarial y los metenses nos quedamos sin una emisora netamente regional.
El año 2017 marcó la desaparición del patrimonial colegio Nuestra Señora de la Sabiduría de Villavicencio siempre regido por religiosas de la comunidad del mismo nombre con el que lo bautizaron.
En dicho establecimiento desde 1905 se educaron miles de muchachas pues fue creado específicamente para niñas, aunque hace unas cuatro décadas que en la jornada nocturna admitieron muchachos.
La institución educativa siempre gozó de excelente prestigio y en la memoria colectiva quedó grabado el tradicional uniforme de diario de sus estudiantes: blusa blanca y jardinera azul, medias blancas y zapatos negros.
Resulta paradójico, que a pesar de su voluminosa historia no haya un trabajo monográfico que recoja parte de los centenarios aportes sociales y culturales de las monjas, extranjeras y nacionales, a la vida villavicense.
Percibí que la noticia sobre la extinción del Colegio Nuestra Señora de la Sabiduría no generó mayor sentimiento de asombro entre sectores de la sociedad de la capital del Meta.
Como yo mismo me cuento en ese grupo me propuse hacer este modesto homenaje a la comunidad religiosa que por 112 años ayudó a forjar el desarrollo de Villavicencio.
Pero además quiero recordar que las monjas de La Sabiduría no solo aportaron desde su colegio, ellas fueron las primeras enfermeras que ayudaron a fundar el Hospital Montfort, por muchos años fueron las únicas enfermeras.
También la famosa Hermana Alfredo de la Sabiduría fue la gestora de la obra Sopa Juan XXIII dirigida a calmar el hambre de población vulnerable en el transcurso de décadas.
Lo anterior quiere decir que el año 2017 le fijó el final a la presencia de la comunidad Hijas de la Sabiduría en Villavicencio quienes en 1905 a cumplir su misión llegaron. A dichas religiosas con respeto otrora se les llamaba Reverendas Hermanas Hijas de la Sabiduría, su abreviatura era RR HH.
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Lamentablemente se pierden sin son ni Ton. El Colegio de Nuestra Señora de la Sabiduría era una institución formativa única donde cursaron su bachillerato grandes e ilustres damas de la sociedad llanera. Las Hermanas fueron las primeras en llegar a lomo de mula para poder impartir educación. Que tristeza esa pérdida.