Tras las huellas del antiguo camino de herradura entre Bogotá y Villavicencio

“Por esta característica corresponde mejor a un camino de herradura de la época republicana del siglo XIX, porque “en los informes sobre refacciones y aperturas realizadas durante la segunda mitad del siglo XIX hay reiteradas referencias a trabajos hechos sobre caminos cuyo ancho es de apenas de un metro” (Botero, 2006:276)”

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Grabado de Riou, 1879. Está en el libro: Geografía Pintoresca de Colombia, Litografía Arco, Bogotá. 1890.

Introducción:

A raíz del inicio de obras para la construcción de la nueva calzada de la vía Bogotá Villavicencio se inició por parte de Coviandina su programa de arqueología preventiva el cual inició con el “Proyecto de Monitoreo arqueológico para la construcción de una nueva calzada de la Autopista Bogotá – Villavicencio, Sector Chirajara – Fundadores. Municipios de Guayabetal (Departamento de Cundinamarca) y Villavicencio (Departamento del Meta)”, correspondiente a la licencia arqueológica 6098 de 2016. 

Entre los objetivos específicos de la autorización 6098 de 2016 de esta autorización se encontraba investigar un antiguo camino reportado por la comunidad campesina de la zona, que se refería a ese camino como un “camino real”, por lo cual se requirió la elaboración de un estudio arqueológico puntual sobre ese camino, que se encuentra en las cercanías del área de influencia directa las obras, razón por la cual el tema académico a abordar estaba relacionado con la descripción de las características físicas del camino encontrado, su documentación y su contextualización histórica. 

Con esto intentamos responder a interrogantes relacionados con la antigüedad del camino, la forma como está construido y sus funciones como elemento importante dentro del cañón del Río Negro. 

Desarrollo:

Proceso de reconocimiento y registro Físico de los tramos de caminos en la Quebrada Susumuco:

A partir de la información presentada sobre la existencia de un “camino real”, se comenzó el proceso de localización del mismo por parte del equipo de arqueología de Coviandina, para así presentar un sistema de coordenadas ajustadas a la realidad cartográfica del proyecto de construcción de la nueva calzada de la Autopista Bogotá-Villavicencio en el sector de Chirajara – Fundadores. Con estos objetivos destinados todos a poder hacer un “Diagnóstico del camino real” se procedió a realizar un recorrido que tomara puntos del mismo cada 100m aproximadamente, o cuando se observaran algunos elementos de interés con independencia de la distancia señalada. 

En cada punto se elaboró una ficha que consignó información respectiva a las coordenadas, estado del camino, fotos del trazado y condiciones del camino, consideraciones de su paisaje en términos del declive, cobertura vegetal y pendiente, y la presencia de estructuras asociadas.  

Antes de comenzar el proceso de diagnóstico, el procedimiento para comenzar los recorridos fue la obtención de información de habitantes de la zona y de trabajadores del proyecto que sabían de estos caminos antiguos. De esta manera se ubicaron tres tramos definidos de la siguiente manera: el del camino de Quebrada Susumuco, por la vereda Pipiral, con una longitud de 665 metros de longitud tomado desde el inicio del camino en la actual carretera.  

El Camino de la vereda Casa de Teja con 624 metros desde la quebrada Chorrerón al occidente hasta Caño Seco en el oriente, que es lo que corta la continuidad del camino por 80 metros con el siguiente camino, el de la Vereda Susumuco, que tomado desde el Caño Seco al occidente hasta cercanías de la meseta de Susumuco es de 710 metros.  

En los tres tramos de este “camino real” se observó a nivel general que en la mayoría de su trazado no había empedrado,  porque las condiciones del terreno quizás no lo necesitaron por ser áreas muy horizontales, sino que el empedrado se colocó en las partes que la firmeza del suelo por su inclinación y por su poca amplitud, máximo 1.20 m,  tuvo mayor impacto proporcionalmente por las pisadas de los cascos de las reses, caballos y mulas y presentaba riesgos de deterioro, en especial durante la temporada de invierno, pero al no haber un mantenimiento del camino por su falta de uso buena parte del camino ha sido erosionado por las fuertes lluvias y por el crecimiento de la vegetación llevándose la mayor parte del empedrado. 

El escaso empedrado que se encuentra no muestra un entramado definido sino irregular, y no se observa que las piedras estén unidas por algún tipo de argamasa, ni mortero, gravilla o arena, sino que fueron colocadas por presión, pero se observó en algunas partes que las piedras que alguna vez lo cubrieron fueron hechas a un lado, colocándose como apoyo para cercas y alambradas de púas. Cabe decir que el tipo de piedras usadas fueron cantos rodados, y que no fueron tallados. 

En el caso del tramo de Pipiral que inicia sobre la actual vía Bogotá Villavicencio, el camino empieza subiendo muy estrecho e inclinado para luego descender en cercanías a la margen izquierda de la quebrada Susumuco, en donde se amplía, para finalizar en la entrada de una finca del sector. 

En este recorrido se ubicó un tramo de aproximadamente 73 metros con mejores condiciones de empedrado. Presenta escalinatas formadas por la ubicación intencional de piedras de forma rectangular. El tramo presenta una anchura de 1,20 m. 

Algunas partes de este camino empedrado de Pipiral presentaban piedras a modo de escalas y escalones para apoyarse en el ascenso, en sitios donde había que dar giros abruptos en pasos estrechos, o donde había cambios de altura con una pronunciada inclinación que lo ameritaran. Se observó que finalizando el ascenso hay un tramo intervenido con cemento para evitar su erosión por las lluvias.

En el recorrido que se hizo en la vereda Casa de Teja se evidenció el estado del camino, el cual no presentó el empedrado que debió tener en tiempos antiguos. En este recorrido se observó que la mayor parte del camino está deteriorado por causa de las fuertes lluvias y la falta de mantenimiento y acá es donde se observó que las piedras que alguna vez recubrieron una parte del camino fueron hechas a un lado. 

En el tramo de la vereda Susumuco el camino antiguo va en sentido noroccidente suroriente y se encuentra en su mayor parte deteriorado, encontrándose la mayoría del empedrado suelto, principalmente en los sectores que van en sentido horizontal, mientras el escaso empedrado sólo se observó en tramos muy cortos e inclinados, donde se conservan algunos escalones de piedra. que permitían aplicar este tipo de recubrimiento.  

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Localización general del área de los caminos con respecto a la vía Bogotá Villavicencio (Imagen tomada de Google).

Análisis de las observaciones hechas al camino antiguo:

Partiendo de las observaciones hechas en los tramos recorridos del antiguo camino, estos no presentaron características de “camino Real”, en tanto sendero completamente empedrado como usualmente se conoce en Colombia, no se encontraron elementos usados en su construcción como arena y piedras pequeñas, ni canales de desagüe para las aguas de escorrentía, típicos de los caminos “reales” de la época colonial, ni muros bordeando sectores empedrados en los tramos de Pipiral, Susumuco y Casa de Teja. Por los rasgos especificados, esta descripción no corresponde con la tipología usualmente asociada a los caminos de la época colonial. 

Si se compara con las características físicas descritas para el camino Real de Honda a Bogotá (Delgado 2004:222), este camino parecería ser del tipo de vía terciaria por su ancho, al ser de máximo 1.20 metros, pero este ancho se explica por la topografía abrupta de esta parte de la cordillera oriental, ya que la vía terciaria era de bajo tráfico y solo comunicaba sectores cercanos, mientras esta vía era parte de la ruta entre el altiplano Cundinamarqués y el piedemonte llanero. 

Por esta característica corresponde mejor a un camino de herradura de la época republicana del siglo XIX, porque “en los informes sobre refacciones y aperturas realizadas durante la segunda mitad del siglo XIX hay reiteradas referencias a trabajos hechos sobre caminos cuyo ancho es de apenas de un metro” (Botero, 2006:276). 

Adicionalmente, se hicieron revisiones de las descripciones de los diferentes viajeros que recorrieron la vía entre Bogotá y Villavicencio entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX que dejaron registradas en diferentes obras literarias, así como recogido por algunos historiadores del siglo XX, que ayudaron a darle contexto histórico a las observaciones recogidas por el equipo de arqueología de Coviandina.

Las descripciones topográficas de este camino dadas por los viajeros del siglo XIX, en especial las de Restrepo (1957[1870]:23) y André (1884: 547-548), y parte de la de Gutiérrez (1917: 290) en el tramo de Susumuco, concuerdan con la topografía de los recorridos hechos por el equipo de arqueología de Coviandina en las veredas Casa de Teja y Susumuco. 

Para el caso del sector del camino ubicado en la vereda Pipiral, en la margen izquierda de la quebrada Susumuco, las descripciones de Gutiérrez de Alba (2018: 122-123) y Röthlisberger (1963: 228) de este trayecto, coinciden con la topografía de ese sector. 

Este sector fue parte del tramo que Emiliano Restrepo, como contratista del gobierno, arregló en 1883 (Rausch 1999: 142; Velandia 1996: 211 – 213), y según Alfredo Ortega en 1915, “el camino había sido mejorado recientemente” (Velandia 1996: 224), lo que evidencia que el empedrado de este sector fue mucho más reciente que los de los otros tramos recorridos. 

Conclusiones

En este orden de ideas se llega a la conclusión que, por las características anteriormente descritas de los diferentes tramos del camino antiguo en los recorridos realizados, y ausencia de rasgos, más las descripciones de viajeros e historiadores acerca de la vía que unía a Bogotá con Villavicencio durante la segunda mitad del siglo XIX, que este camino en el tramo correspondiente a las veredas Casa de Teja y parte de Susumuco fue un “sendero” secundario y un “camino de herradura” usado durante varias décadas del siglo XIX para el tránsito de ganado desde Villavicencio hasta Bogotá, antes de la construcción del tramo entre Chirajara – Susumuco durante el gobierno del presidente Santos Gutiérrez entre 1868 y 1870. 

Este camino de herradura no tiene más de 170 años. Con respecto al tramo de Pipiral, este es mucho más reciente, correspondiente al tramo rehabilitado por Emiliano Restrepo en 1882. Camino también del tipo “sendero” o “camino de herradura” fue de importancia vital para comunicar los llanos con el altiplano cundinamarqués, con alto tráfico de ganado vacuno y de mercancías transportadas a lomo de mula en ambos sentidos durante la mayor parte del siglo XIX. 

En otras palabras, cronológicamente no corresponden a la época colonial, y tampoco presenta las características de construcción de calzadas, sistemas de drenajes y empedrado que se esperan de un “camino real” (Botero 2006: 275; Delgado 2004:222). 

Es decir, que si bien hemos propuesto que es complejo definir un camino como “real” por su cronología colonial o su “empedrado”, consideramos que en estos dos casos claramente no se trata de caminos principales tal como se los ha definido en otros lugares de Colombia, cómo sería el notable caso de los caminos, los cuales sí serían “reales” en todas sus acepciones, entre Santafé (actual Bogotá D.C) y Honda, o incluso de otros sistemas de vías y caminos antiguos entre el altiplano y los llanos estudiados arqueológicamente por Langebaek et.al (2000) y Rojas y Montejo (1997). 

Esto desde luego no demerita su condición de “patrimonio histórico y arqueológico” como objetos que están asociados a la importancia que tuvo la comunicación entre Villavicencio y Bogotá, y por su asociación con una red de caminos ganaderos y mercantiles, y de su relevancia como agente activo en la colonización y desarrollo económico de los llanos orientales de Colombia durante buena parte del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. 

Estas vías son una manifestación material de este proceso histórico en particular.

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En sector de Pipiral tramo del camino durante años utilizado por cientos de viajeros a pie y en lomo de equinos, también por rebaños de vacunos rumbo al mercado de la capital de la República (Fotos de Jaime F. Gutiérrez M.)

Bibliografía:

André, Edouard M. “América Equinoccial (Colombia y Ecuador)” En: América Pintoresca. Descripción de viajes al nuevo continente por los más modernos exploradores. Barcelona: Montaner y Simón Editores, 1884, 477 – 859. 

Botero Paez, Sofía. “Elementos para leer un palimpsesto: indígenas, caminos, piedras, mulas y caballos en Colombia”. Boletín de Antropología 20 (37) (2006): 265-287, https://doi.org/10.17533/udea.boan.6899   .

Delgado, Carlos. “Camino Nacional Honda – Santafé de Bogotá: Transporte, Economía y Desarrollo”. Apuntes del CENES 24 (38) (2004):199–227.

Gutiérrez de Alba, José María, Impresiones de un viaje a América. Tomo V. Excursión a los Llanos de San Martín Del 2 De enero al 6 de marzo de 1871. 2018, Manuscrito transcrito por la Biblioteca Luis Ángel Arango,

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/gdea/transcripcion-tomoV.pdf 

[consultado el 10/05/2018]

Gutiérrez, Rufino. “Fómeque y Villavicencio”. Boletín de Historia y Antigüedades 11 (125) (1917): 275–306.

Gutiérrez Mejía, Jaime Fernando y Paredes Pérez, Sully Vanessa. Proyecto de monitoreo arqueológico para la construcción de una nueva calzada de la autopista Bogotá – Villavicencio, sector Chirajara – fundadores. Municipios de Guayabetal (Depto de Cundinamarca) y Villavicencio (Meta). Corficolombiana; Concesionaria Vial Andina, 2018.

Langebaek, Carl Henrik, et.al. Por los caminos del piedemonte. Una historia de las comunicaciones entre los Andes Orientales y los Llanos. Siglos XVI a XIX. Bogotá: British Petroleum Company – Universidad de los Andes, 2000.

Rausch, Jane. La frontera de los llanos en la historia de Colombia (1830 – 1930). Bogotá: Banco de la República, El Áncora Editores, 1999.

Restrepo Echavarría, Emiliano. Una excursión al territorio de San Martín. Bogotá: Presidencia de la República, 1957 [1870].

Rojas, Sneider H. y Montejo, Fernando. Camino real a los Llanos Orientales. Investigación arqueológica en áreas de influencia del proyecto vial Santa Fe de Bogotá-Villavicencio. Variante Cáqueza-El Tablón. Bogotá: Fundación Erigaie, 1997. [Manuscrito sin publicar]

(*) Antropólogo Universidad Nacional de Colombia, arqueólogo Consorcio Conexión 20 

Estudiante de la Maestría en antropología, línea de bioarqueología, 

Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá jfgutierrezm@unal.edu.co; jaifergutierrez@hotmail.com

3 respuestas a “Tras las huellas del antiguo camino de herradura entre Bogotá y Villavicencio”

  1. Jairo Ruiz Churión dice:

    Por ello vale la pena examinar la ruta ganadera de Medina-Bogota, utilizada por castañares y sanmartineros durante los siglos XVII Y XVIII. Pues la ruta de San Martín y más tarde Apiay a Bogota, era muy fragoza y peligrosa para subir ganados.

  2. Jairo Ruiz Churión dice:

    Castañares, en vez de castañares

  3. Jairo Ruiz Churión dice:

    Casanares.

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