“Resultó ser una paciente tarea de investigación documental, sin patrocinio alguno, que al final dio como resultado una crónica a la cual le di por título: “Apogeo y decadencia de una ruta”.
Mi siempre gusto por escudriñar momentos y hechos de la historia regional hace treinta y seis años me llevó a armar de manera cronológica asuntos del pasado económico y social de la navegación por dos grandes autopistas fluviales: Orinoco y Meta.
Resultó ser una paciente tarea de investigación documental, sin patrocinio alguno, que al final dio como resultado una crónica a la cual le di por título: “Apogeo y decadencia de una ruta”. Tuve buen número de apoyos bibliográficos, de manera principal la obra Orinoco río de Libertad del historiador Rafael Gómez Picón.
El inicio de mí relato lo ubiqué en tiempos prehispánicos, pasando luego por las épocas de la Conquista, Colonia y República culminando en el año 1988.
La referida narración por vez primera fue publicada por la Revista Trocha en su edición del mes de agosto de 1987. Después apareció en la revista Presente y futuro de la Unillanos, edición 03 de 1990. También la incluí en mi libro “Historias arrebiatadas” aparecido en 1994.
Poco tiempo después dos funcionarios de la Unillanos, Jairo Ruiz Ch, y Alexander Guzmán A. del departamento de Ayudas Educativas, a quienes les había gustado mi narrativa histórica con fines académicos se propusieron llevarla a formato de video. Muy creativa fue la técnica labor realizada por Jairo y Alex
Pasaron meses sin tener rastro del documental. Cuando encontraron el casete original se dieron cuenta que la cinta se había llenado de hongos. Nueva tarea para Alex quien hizo la dispendiosa labor manual de rescate y salvamento.
En el año 2015 desde el proyecto investigativo in situ Visión Regional de los Llanos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada (de la Unillanos y Ecopetrol) llamaron a Alex Guzmán para que realizara la reedición del audiovisual “Apogeo y decadencia de una ruta”, documento que puede mirarse ingresando por el enlace electrónico:
https://www.youtube.com/watch?v=uOnNLAHrBfo
Acerca de la gran limítrofe autopista fluvial que irriga vastos territorios de Colombia y Venezuela hay que comentar que al final del siglo de mil ochocientos el francés Julio Verne publicó la obra literaria “Soberbio Orinoco” cuya trama transcurre en geografías venezolanas.
Aunque no quedó en mi relato de 1988, cuatro años después ocurrió un hecho de significativa importancia al que puedo catalogar como la culminación del apogeo que tuvo la navegación internacional por la ruta Océano Atlántico, ríos Orinoco y Meta.
Fue la llegada de los pesados equipos destinados para lo que se llamó la Termoeléctrica del departamento del Meta. Los embarcaron y enviaron desde Estados Unidos por el Océano Atlántico hasta la desembocadura del Orinoco, luego aguas arriba hasta Puerto Carreño y de allí remontaron las corrientes del río Meta hasta el destino final es decir Puerto López, Meta.
A propósito de lo anterior comento que a costillas de añejo cuento de la recuperación de la navegabilidad del río Meta miles de millones de pesos del presupuesto estatal se invirtieron durante el gobierno Uribe Vélez en obras en los municipios de Puerto López y Cabuyaro, de las que hoy día quizá nadie se acuerda porque a lo mejor no se culminaron o porque el río se las llevó.
Cierro esta histórica narrativa fluvial con sendos versos dedicados a los ríos Meta y Orinoco. Dos poetas así se inspiraron:
“Aquí está la llanura. Y en la palma de su mano está la línea de la suerte de mi Patria. Esa línea es azul y se llama río Meta”.
(Fragmento del poema Llano llanero del Maestro Eduardo Carranza F.)
Orinoco:
“Fluida savia del llano y de la selva,
redoma secreta del paraíso equinoccial de Humboldt,
licor que se madura en los toneles de roca de Atures y Maipures,
gota analéptica que saciará, tal vez,
la sed del mundo:
cuántas veces en tus brazos recibiste
la elemental desnudez de mi cuerpo,
y cuántas otras llevas a flor de agua
el diminuto remolino de mi ánima…”.
(Parte final del poema Lamento Orinocense (1995) autoría de Pedro René Eslava M., contenido en su libro Relatos del país del Orinoco, Unillanos: 2016).
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Reminiscencias por lo que puede ser “un gran lote para formar un gran País “ Que tristeza.
Oscar, como siempre , cada publicación qué haces es un tesoro! Gracias por compartir !!! No abandones nunca ese gusto por la investigación de nuestra historia! Gracias.
Gracias Oscar por tu importante aporte a nuestra Historia. Felicitaciones. Que el Señor te siga iluminando, te Proteja y te Bendiga. Fuerte abrazo Cajuchero. Chumarez. FundaCamoa. San Martin de los Llanos.
Excelente trabajo, felicitaciones
Oscar nuevamente felicitaciones, por la calidez de tus escritos en favor de nuestra región; que interesante relato de tan importante arteria fluvial del Orinoco, donde el río Meta atraviesa a la región Orinocense, que otrora representaba un camino directo de comunicación con Europa, a través del océano Atlántico, y que han jugado con el Orinoco un papel preponderante para el intercambio comercial con el mundo. La idea de rescatar su navegabilidad para barcos de mayor calado, era de suma importancia no solo para Venezuela y Colombia, recordando la importación del acero que se hacía desde Puerto Ayacucho, o el transporte del ganado de Arauca, Casanare, Vichada y del Meta.
Es un tema que como profesional del campo , me realizado en la Orinoquia colombina, me ha apasionado, recordando el artículo publicado en el periódico regional Llano 7 días, El Meta, es vital para la Orinoquia y el país: El río del desarrollo, del 29 de mayo de 1977.
Nunca se puede entender cómo los gobiernos abandonaron el comercio fluvial para ayuda del desarrollo de territorios como los nuestros tan abandonados. Vías de circulación y acceso que bien han utilizado otras culturas y países. Abandono estatal, ineficiencia e intereses egoístas y politiqueros. Bien reiterar y hacer recordar los aportes del pasado que nos dieron nuestro Orinoco, Ariari y Meta, especialmente.