“Recuerdo que la gala de inauguración estuvo a cargo de las internacionales orquestas Grupo Niche y Los Ocho de Colombia. Una anécdota de esa noche estuvo a cargo de la famosa orquesta de salsa porque en la mitad de su concierto dejó de tocar”.
Por algunos años la capital del Meta estuvo equipada con dos conchas acústicas para múltiples usos. Respectivamente fueron construidas por la alcaldía villavicense y por la gobernación departamental.
La de la administración municipal se localizó en la céntrica plazuela de Los Centauros. Recibió el nombre del insigne villavicense Luis Ariel Rey R., pionero cantor internacional de joropos.
El muro o telón de fondo del escenario era un paisaje mural pintado en baldosa de enchape y luego horneada. La administración del momento se lo encargó al reconocido maestro Miguel Roa I.
La tarde de cuando culminó la instalación de la obra artística, con Jairo Ruiz tomábamos unas cervezas en el exterior del bar “La Española” que por quedar al frente del escenario nos permitió ser testigos cercanos del momento en que Miguel pegó la última baldosa pintada.
Él y sus ayudantes parecían como si estuvieran armando un enorme rompecabezas. Cuando colocaron la última pieza dejaron ver completo el mural de tonos pasteles. Nosotros los aplaudimos.
Por la tarima de ese espacio público durante años desfilaron artistas noveles y famosos, igual grupos artísticos. Adrián Ariza “Popeye”, reconocido bajista de la música llanera, con algo de nostalgia me dijo que ahí él había comenzado su vida artística ante nutridos públicos. Si mal no estoy también en esa tarima se fogueó el luego reconocido Giovanny Ayala.
En el mismo escenario echaron discursos figuras políticas regionales y nacionales de diferentes tendencias ideológicas.
Con la renovación urbana ejecutada por la administración municipal de Juan Guillermo Zuluaga C., en el año 2015 el re-diseño a la plazuela de Los Centauros le borró de tajo la simbólica concha acústica Luis Ariel Rey, sin que en público nadie protestara.
Dentro del área del cerro de El Redentor sobre el que se levanta el monumento a Cristo Rey quizá en los años noventa se construyó una monumental y costosa concha acústica a la cual le dieron el nombre de Arnulfo Briceño Contreras, famoso cantautor norte santandereano quien compuso el himno del departamento del Meta.
El principal objetivo de esa obra fue el de dotar a Villavicencio de un cómodo espacio público para eventos artísticos. Calculo que el aproximado aforo era para diez mil personas sentadas.
Críticos internacionales de sonido conceptuaron sobre las excelentes calidades técnicas del escenario. Pero también críticos ambientalistas manifestaron sus inconformidades por los negativos impactos ecológicos causados. Debido a esa severa intervención la portada de una edición de la revista Trocha tuvo el siguiente título: El cerro fue herido.
Recuerdo que la gala de inauguración estuvo a cargo de las afamadas orquestas Grupo Niche y Los Ocho de Colombia. Fue el primer lleno total del escenario. En su mayoría el público subió caminando por la empinada nueva carretera construida para llegar a dicho escenario. Ese sano ejercicio físico de ida y regreso igual ocurrió en sucesivas ocasiones.
Una anécdota de la referida primera noche estuvo a cargo de la internacional orquesta de salsa porque en la mitad de su concierto dejó de tocar. Sin entender la razón la multitud miró al maestro Jairo Varela y a sus músicos de repente quedarse en sus sitios frente al público.
Pronto se supo que la causa de dicha interrupción artística fue para esperar que les pagaran el 50% restante del contrato suscrito con el entonces Instituto de Cultura y Turismo del Meta. Varios minutos pasaron mientras se realizó el respectivo pago, luego el rítmico espectáculo prosiguió.
En adelante allí se cumplieron las anuales ediciones del Festival de la Canción Colombiana y del Torneo Internacional del Joropo. Igual hubo otros eventos con artistas de renombre nacional.
Así en mi memoria están la venezolana orquesta Barranco que reencauchó las canciones de los Corraleros del Majagual, el cantante Charlie Zaa, las voces llaneras venezolanas de Reinaldo Armas, Scarlet Linares y Mario Suárez, del mismo modo Oswaldo Bracho, Aries Vigot y el Cholo Valderrama entre otros.
En dicho escenario otra noche estuvo el joven cantante venezolano Carlos Baute quien con el joropo intentó hacer lo que Carlos Vives realizó con el vallenato. Debo decir que esa experiencia artística para nada asombró ni sorprendió al público, quizá porque el intérprete cantó con pista musical.
Creo que fue a partir del 2002 cuando la concha acústica Arnulfo Briceño Contreras entró en desuso. Para entonces en el maderamen de la cubierta se hospedó un enjambre de abejas africanizadas dando comienzo al abandono y deterioro total porque los vándalos a sus camerinos les zafaron puertas, ventanas metálicas y cuanto elemento más pudieron robarse. De ñapa el desaseo y la vegetación la minaron.
De esta manera en vergonzoso estado de ruina entró el espacio público que con su nombre honró al recordado artista cucuteño autor de “Ay mi Llanura”. Tal abandono fue un mayúsculo detrimento patrimonial al citado bien del Estado.
Las anteriores razones y otras más llevaron a la capital del Meta a quedarse sin conchas acústicas, equipamientos urbanos de enorme importancia para una ciudad que con alguna frecuencia ha sido sede de grandes eventos.
Por las circunstancias comentadas se dejaron de recordar los nombres de los connotados artistas colombianos: Luis Ariel Rey R. y Arnulfo Briceño C., honoríficas denominaciones que respectivamente están respaldadas con gubernamentales actos administrativos.
Desde los inicios del año 2020 mediante articulada labor entre el Cabildo Verde de Villavicencio, la Secretaría municipal de Medio Ambiente y otras personas naturales y jurídicas cada sábado en la mañana se adelantan juiciosas brigadas de recuperación y ornato en la concha acústica Arnulfo Briceño Contreras.
Gracias a tantas jornadas de trabajo físico desarrollado por muchas personas, el desatendido escenario villavicense ahora presenta estado muy diferente al que tenía un poco antes de la pandemia, es decir hace justo tres años.
Desafortunadamente de tan positivas acciones ciudadanas poco conoce la opinión pública local.
Nota: Esta crónica la escribí y la compartí el 15 de mayo de 2016. La versión actual está corregida y aumentada.
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A veces uno piensa que el gobernante de turno le interesa acabar o no continuar las obras de su antecesor. Contrario a otros países que les interesa las obras y preservar las inversiones del erario público