“El papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional”.
A partir de 1982 la ONU acogió la fecha del 9 de agosto para celebrar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. En la edición del año en curso se cumplen cuatro décadas desde aquella primera vez.
En el portal electrónico de Naciones Unidas dice que el tema escogido para el 2022 es “El papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional”.
Lo sustenta de la siguiente manera:
“Las mujeres indígenas son los pilares de los pueblos indígenas y juegan un papel crucial en la preservación y transmisión de los conocimientos tradicionales. Tienen un rol colectivo y comunitario integral como guardianas de los recursos naturales y del conocimiento científico. Muchas mujeres indígenas también están tomando la iniciativa en la defensa de las tierras y territorios y abogando por los derechos colectivos de los pueblos indígenas en todo el mundo.
La importancia del conocimiento tradicional de los pueblos indígenas es reconocida: “Mucho antes del desarrollo de la ciencia moderna, los pueblos indígenas han desarrollado sus formas de saber cómo sobrevivir y también de ideas sobre significados, propósitos y valores”. Como señaló el Relator Especial sobre Pueblos Indígenas, el término “conocimiento científico” también se utiliza para subrayar que el conocimiento tradicional es contemporáneo y dinámico, y de igual valor que otros tipos de conocimiento.
Las consultas internacionales facilitadas conjuntamente por la UNESCO y el Consejo Interno de Ciencias (ICSU) establecen que “El conocimiento tradicional es un conjunto acumulativo de conocimientos, prácticas y representaciones mantenido y desarrollado por pueblos con largas historias de interacción con el medio ambiente natural. Este conjunto sofisticados de entendimientos, interpretaciones y significados son parte integrante de un complejo cultural que abarca el lenguaje, los sistemas de clasificación y nombres, las prácticas de uso de recursos, los rituales, la espiritualidad y las visiones del mundo”.
Sin embargo, a pesar del papel crucial que desempeñan las mujeres indígenas en sus pueblos como sostén familiar, cuidadoras, guardianas del conocimiento, lideresas y defensoras de los derechos humanos, a menudo sufren niveles interseccionales de discriminación por motivos de género, etnia y estatus socioeconómico. Su derecho a la libre determinación, el autogobierno y el control de los recursos y tierras ancestrales ha sido violado durante siglos.
Las mujeres indígenas han logrado avances pequeños pero significativos en los procesos de toma de decisiones en algunos pueblos. Son líderes a nivel local y nacional, y están al frente de la defensa de sus tierras, sus culturas y sus pueblos. Sin embargo, la realidad sigue siendo que las mujeres indígenas están muy poco representadas, se ven afectadas negativamente de manera desproporcionada por las decisiones que se toman en su nombre y, con demasiada frecuencia, son víctimas de múltiples expresiones de discriminación y violencia”.
Luego de esas miradas globales me detengo en el contexto regional y digo que en esta significativa fecha internacional les expreso mi admiración a tres amigas pertenecientes a igual número de pueblos originarios.
Ellas son sencillas mujeres con quienes-por separado- en sitios del Meta he tenido el gusto de compartir interesantes diálogos. Me refiero a Rosalba Jiménez Amaya, Livia Omaira Epe Flor y a Sandra Lorena Peñuela Madero, respetivamente de los pueblos Sikuani, Nasa y Cubeo.
Rosalba es del clan de las guacamayas por eso su nombre en lengua Sikuani es Majalu. Su etnia es llanera, goza de gran liderazgo y es respetada sabedora.
Su vida la ha dedicado a la defensa de los territorios ancestrales más de la cultura Sikuani. Estudiosa y defensora de las lenguas originarias por ello se convirtió en lideresa internacional.
A su vez, Livia -de ancestros caucanos- nacida en el municipio de Mesetas es habitante del resguardo Villa Lucía, en el cual por su visible liderazgo y realizaciones en varias oportunidades ha sido elegida como gobernadora, dignidad que está simbolizada en el Bastón de Mando.
La presencia de este pueblo ancestral en tierras metenses se remonta a unos cuarenta años, movilidad originada por diferentes fenómenos sociales.
Por su parte Lorena cursa estudios de Enfermería en la Unillanos. Es madre de dos hijos, concilió con su mamá y una hermana para que en la capital de Vaupés se los cuiden mientras ella está estudiando en Villavicencio; vive en el municipio de Restrepo.
En reciente evento de su programa académico ella leyó un interesante ensayo de su autoría. Está compuesto por pertinentes sugerencias dirigidas a profesionales de la Enfermería y de otras ciencias de la Salud, para que las apliquen cuando su misión profesional les lleve a laborar en territorios selváticos del Vaupés de donde es nativa. Su departamento es el que tiene más pueblos originarios en la Orinoquia.
La fecha de los pueblos ancestrales del 2022 con su lema “El papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional”, invita a reflexionar si en los centros del saber académico y en otros espacios públicos y privados de ciudades como Villavicencio se visibiliza y valora la femenina ciencia ancestral o si por el contrario se le ignora y excluye.
Rosalba, Livia y Lorena son solo tres ejemplos de liderazgos entre los muchos que existen en los siete departamentos de la Orinoquia colombiana.
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Gracias Óscar, y bendigo a Dios por tenerte entre nosotros, como la persona más versada de los temas de la historia en nuestro departamento y en la inmensa llanura orinoquense.