“…….Sobre mi caballo yo y sobre yo mi sombrero” Alejandro Wills
La primera canción llanera en homenaje al caballo que me agradó por el mensaje de su letra y por el sentimiento que el intérprete le imprimió, es la titulada Viejo soguero en la voz de su autor el venezolano Freddy Salcedo.
Narra la triste suerte del corcel cabos negros que en nocturna jornada cachilapera murió embestido por la res que su jinete quiso dominar. Tal episodio él así lo cuenta:
“Caballo, el toro no me dio tiempo de anudar el cabo de soga, por eso siento y lamento que estés retozando en sabanas del cielo”.
Después me cautivó otra buena canción venezolana cuyo título es Potro libre, del cual el autor Armando Vivas T. narra que fue
“amansado de luna”, que es “saeta blanca en la noche”, y que este caballo “sin brida da el relincho y es canción de eternidad……”.
Debió pasar mucho tiempo para interesarme por el significado de la palabra
brida, citada en la letra de Potro Libre. Fue gracias a Carlos Pachón García
escritor villavicense quien en 2012 -un año antes de su deceso- para un ejercicio pedagógico con mis estudiantes me compartió su excelente cuento La última brida, cuyo personaje principal es un caballo que participó en la llanera gesta de la Independencia.
Por él me enteré, que la brida es una pieza del equipo de arreos en la equitación. La siguiente es la parte final de dicha obra literaria, premiada en 2010 con motivo del Bicentenario del Grito de Independencia:
“Los demás caballos me miran como huérfano. Y es verdad, mi jinete reposa bajo la tierra como Coronel, aquel que murió sobre mi lomo. Me hubiera gustado ser el caballo de uno de esos llaneros que se fueron empuñando la lanza. Libre a regañadientes.
Me queda regresar al lugar donde me tomó el soldado Cerdeño o remontar camino a territorios donde otros caballos me dicen que vinieron nuestros antepasados: de Barinas, Guayana, Cumaná, y luego intentar ir al otro lado del mundo, el verdadero origen.
Me voy a pastar a los Llanos de San Martín, al lado de otros caballos, yeguas, patos, ganados, cafuches y garzas blancas, y veré mi rostro en el reflejo del agua. Hubiera preferido irme con los llaneros a la gran batalla. Sin jinete no soy nada”.
Apunto aquí que mientras en la obra Viejo soguero el jinete está sumido en tristeza por la muerte de su caballo cabos negros, en La última brida la melancolía cunde al corcel, pues quien murió fue su insurrecto jinete.
En orden cronológico sigue la canción La muerte del rucio moro de Reinaldo Armas. Tributo póstumo con triste letra cantada en alegre joropo. Compungido el cantautor venezolano dice que a su querido caballo:
“Lo hallaron en el potrero con la nuca reventada, parece que una centella le dio una vuelta de campana.
Quién se iba a imaginar que a mi caballito algo malo le aguardaba, para quitarle la vida dejando mi alma enlutada”.
Cierro mi cancionera narrativa con Patrón véndame el caballo de Orlando “el Cholo” Valderrama, letra que para mí es una perfecta oda a la humildad del llanero de sabana quien deseoso como todos de tener su propio equino con respeto le propone negocio al dueño del hato en donde trabaja. Por eso en tono sentido y sincero a su superior así le sustenta tal anhelo:
“Patrón véndame el caballo. Es que es muy triste, patrón, tener un apero completo con faldo y freno pero no tener caballo.”
“Se lo pago con trabajo porque usted sabe que soy bueno p´al campo, bueno p´a bregar un hacha, bueno p´a tirar characo, y me rinde un pedacito en los lomos de un caballo”.
Y si logra su propósito en popular fiesta de pueblo remontado en su corcel le dirá con respeto y alegría: “¡Patrón no tengo dinero, lo que si tengo es caballo!”.
Quizá “el Cholo” es el artista llanero que más le canta al equino. Su cifrada querencia la resume en esta frase en el tema referido:
“Que no se acabe la raza de los hombres de a caballo, o que muera yo primero para no tener que llorar”.
Concluyo este ensayo diciendo que guardan grande coincidencia los premios Grammy Latinos ganados por Orlando “el Cholo” Valderrama y por Reinaldo Armas, puesto que cada uno conquistó dicha distinción artística con trabajos musicales que dedicaron al mejor amigo del llanero.
Así, mientras en 2008 “el Cholo” conquistó el gramófono dorado con el álbum
Caballo, Reinado Armas en 2013 lo alcanzó con El caballo de oro. (Artículo escrito en Villavicencio el 16 de agosto de 2015)
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Bueno el escrito. Pero por favor Revisar la Autoria de viejo soguero. Creo que pertenece a Joel Hernández. Saludos.
Muy interesante todo lo que tenga que ver con la historia y cultura llanera y máxime con sus costrumbres de hombre de campo y de a caballo!