Hacienda Peralonso, epicentro ganadero villavicense

“En Peralonso, de lo que fue su vida, su historia, su trajín tan llanero, tan cotidiano y sencillo, ya no queda sino el recuerdo; la casa, que guarda historias, recuerdos e ilusiones de quienes la conocieron y la disfrutaron, ya están solos; sólo luce en su pared un letrero que dice: Se arrienda, dos palabras que son como el epitafio de parte de la historia y las costumbres llaneras”.

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Dentro de la historia ganadera de los llanos colombianos el paradero de vacunos Peralonso fue el más dinámico centro de acopio en la capital del Meta. Luego de épicas travesías a sus potreros llegaron miles de reses arriadas desde sabanas araucanas y casanareñas (Foto: Óscar A. Pabón M). 

La edición del proyecto público privado #SomosdelMeta #SomosLlaneros realizada en el último viernes de mayo de 2019  con el tema Cantos de Trabajos de ganaderías, dejó algunas inquietudes investigativas e institucionales. En el auditorio del campus San Antonio de la Unillanos ocurrió tan excelente jornada folclórica.

En esta crónica doy respuesta a la incógnita dejada por Carlos El Cachi Ortegón, quien durante el panel hizo alusión a un paradero de ganado en jurisdicción de Villavicencio que alcanzó demasiada importancia durante los años del esplendor de los viajes ganaderos, en su mayoría con puntos de partida en sabanas araucanas.

El Cachi en sus oficios investigativos a viejos vaqueros araucanos y casanareños que arriaron ganado hasta la capital metense, mucho les ha escuchado referenciar la propiedad denominada Peralonso en la ruta Puerto López a Villavicencio, de la cual se conoce poco. 

En ese mismo evento Pedro Nel Suárez Galón contó que él también había traído ganado hasta ese paradero. Meses después falleció Galón el portador.

Semanas posteriores al certamen comentado me propuse la tarea de revisión bibliográfica encontrando elementos para darle respuesta a la inquietud dejada por el Cachi Ortegón

Mi indagar incluyó charlas con fuentes primarias que me brindaron información con la que pude complementar la búsqueda del “eslabón perdido” que formó parte de la ruta de los legendarios viajes ganaderos.

Larga travesía desde El Porvenir hasta la hacienda Peralonso:

Del libro Cabresteros escrito por el villavicense Adriano Hernández M., publicado en 2004, extracto los siguientes datos relacionados con la ruta que vaqueros y rebaños de vacunos tomaban luego de pasar el río Meta desde territorios de Orocué –Casanare- a la margen derecha en donde está el pueblo de El Porvenir jurisdicción de la entonces Intendencia del Meta. En las páginas 250/51/52 dice que:

“Al día siguiente la jornada era hasta San Pedro de Arimena. Continuando el viaje, la próxima jornada terminaba en Matanegra.

La siguiente posada era Miti Miti, cuyo propietario era Cantalicio Gondelle. Luego llegaba a Cazuna de don Heladio Agüello. Al otro día se posaba en el hato Santa Fe de don Héctor Riobueno. Luego se llegaba al hato Neblinas de Lorenzo Arévalo, quien colaboraba a la brigada con hombres y caballos para cruzar el río Manacacías en Puerto Gaitán. 

Tras cruzar el Manacacías la jornada terminaba a la orilla del Yucao donde Floro Sepúlveda. Como este río era angosto se podía pasar el ganado “afilado”, es decir de uno en uno o de dos en dos y no en manada, ya que a estas alturas del recorrido el ganado se había habituado al paso por los ríos y además ya no tenía energías para barajustarse, eso sin contar con que los animales y se habían acostumbrado a andar oyendo la voz del Cabrestero, que continuaba cantando y silbando, indicándoles el camino.

Al final del día se alcanzaba a llegar a la casa de Tito Rojas, en ese punto había que madrugar al día siguiente, pues durante el recorrido no se encontraban viviendas ni corrales sino hasta el sitio denominado Carubare. 

Se pasaría luego por la hacienda El Turpial, de propiedad de la familia López. Desde este lugar la jornada sería hasta la Esmeralda del guate Ismael y luego hasta Matazul. Más adelante estaba la finca de Eduardo Espinel y por último se llegaba al Alto de Menegua de Ignacio Cala. 

Desde este sitio se llegaba a donde el loco Zambrano, pasero oficial del ferry en el río Meta, donde había corrales para el ganado. A continuación se hacía la jornada hasta La Venturosa, sitio en donde terminaba la sabana despejada y comenzaba el camino o carretera balastrada que dificultaba el paso del ganado.

Pasando el río Negro, en el sitio llamado La Balsa, la marcha se hacía más lenta y había que andar con mucho cuidado por tener montaña virgen a lado y lado del camino, se llegaba a posar en la finca Agualinda de “gatillo” Martín Vargas, fundada por Rogelio Hernández.

La siguiente parada se hacía en Pachaquiaro, donde los vaqueros saboreaban después de mucho tiempo las primeras Bavarias del viaje. De ahí se iba a dormir a la Silbadora de Justo Céspedes.

Por último se pernoctaba en Peralonso de don Luis Perdomo. Allí se hacía acopio del ganado y a la vez se entregaba a sus respectivos dueños”.

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La vieja casona de la villavicense hacienda Peralonso conserva elementos arquitectónicos originales. Por diferentes atributos esta propiedad amerita ser declarada como bien patrimonial llanero (Foto: Óscar A. Pabón M).

Gracias al texto de Adriano Hernández M. puede conocer la añeja ruta ganadera con inicio en la orilla del río Meta en El Porvenir –municipio de Puerto Gaitán- hasta la importante posada Peralonso localizada en zona rural de Villavicencio. 

Más datos complementarios:

Con base en la admirable memoria de Parmenio Prieto Guevara, octogenario, a continuación comparto los nombres de algunos de los dueños de ganaderías que hasta Peralonso llegaron, en donde arrendaron potreros para sus reses que luego entregaban a sus respectivos compradores, uno de ellos don Sergio papá de mi fuente.

Ganaderos: Julio César Durán, Vicente Acosta, Salvador Castillo, Víctor Vargas Abril, Hernando Vela, Miguel Perdomo y Ramón Guevara. 

Me dijo también que Peralonso tenía potreros a lado y lado de la carretera y que Ramón Guevara y Angélica Carrillo –al parecer venezolanos- en la hacienda prestaban el servicio de restaurante y venta de cerveza.

Acerca de sus recuerdos de la hacienda Peralonso José Ferley, hermano menor de Parmenio, me aportó los nombres de otros importantes ganaderos: Miguel Melgarejo dueño del hato Pupure y el muy acaudalado Rafael Albornoz.

Los ganados de estos dos señores en Peralonso eran marcados, bañados y vacunados y luego los llevaban a cebar a la finca Lucitania propiedad de don Sergio, padre de Parmenio y José Ferley.  

Importante información también brinda el libro Del Centauro a la moto y del joropo…ni el rastro (1999) autoría de Francisco Alberto Galindo Romero, villavicense. De sus páginas 94 y 95 transcribo textualmente las siguientes nostálgicas reminiscencias:

“Ya en la mitad del camino, entre Puerto López y Villavicencio, no está Peralonso; lo moderno se lo llevó por delante; ya allí no está de todo y de todos don Luis Calderón y su señora. Allí ya no llegan a recibir sus ganados para luego repartirlos en sus cebaderos, ni don Víctor Ramón Machado, ni don Ramón Eslava, ni Leopoldo Lomónaco, ni Eduardo “Motas” Benavides, ni Rafael Albornoz, ni Hernando Vela, ni el doctor Manuel Iregui, ni los doctores Pedro, Francisco, Fidel y Antonio el “pote” Torres León, ni don Juan Sierra, ni don Víctor Gil, ni Hernán Braidy, ni Eladio Argüello, ni Elías Jácome, ni don Jorge, don Enrique y Manolo Sarmiento Díaz, ni Jorge Sarmiento del Castillo, ni el mono Garzón, ni Antonio Tiusso, ni Chucho Tiusso, ni Carlos Herrera, ni el doctor Guillermo Fernández Luna, ni don Víctor Chávez.

Allí en Peralonso, en la larga mesa de madera del comedor, con sus bancas compañeras fabricadas en zazafrás, ya los vaqueros no comen con apetito atrasado su plato de sancocho o su porción de costilla o de entreverado, producto de la muerte de alguna vaca gorda, que “como no quiso arrimar al botalón, se malogró”, un cuento medio forzado, pero el caso fue que al chuzo fue a parar.

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Sus amansados potreros a pesar de  tantos años siguen siendo de uso ganadero (Foto: Óscar A. Pabón M.)

En Peralonso, de lo que fue su vida, su historia, su trajín tan llanero, tan cotidiano y sencillo, ya no queda sino el recuerdo; la casa, que guarda historias, recuerdos e ilusiones de quienes la conocieron y la disfrutaron, ya están solos; sólo luce en su pared un letrero que dice: Se arrienda, dos palabras que son como el epitafio de parte de la historia y las costumbres llaneras”.

Escribiendo esta crónica recordé que hace como tres décadas en el Archivo Fotográfico de la Orinoquia –FAFO- miré imagen de un paso de ganado por el río Meta en Cabuyaro. 

Supongo que al cruzar llegaban al sitio La Banqueta en territorio de Puerto López y que desde allí por el camino iban hasta el paradero de Ignacio Cala en proximidad del Alto de Menegua. Este lugar en su relato fue citado antes por Adriano Hernández.  

Volviendo a la inquietud de Cachi Ortegón, al mirar el mapa “Territorio de los Cantos de Trabajo de Llano: Colombia” que forma parte de los insumos del “Plan Especial de Salvaguardia de Carácter Urgente”: 2013 del Ministerio de Cultura con FundaSet, Cirpa y Fundación Erigaie, me doy cuenta que el otrora famoso paradero Peralonso punto de llegada de largos caminos ganaderos no quedó localizado en dicha cartografía.   

A partir de los testimonios antes leídos concluyo lo siguiente:

  1. La hacienda Peralonso por décadas resultó ser quizá el más importante epicentro de la economía ganadera de toda la región llanera.
  1. Por la presencia allí de los más reconocidos ganaderos de los llanos,  Villavicencio fue como la “Meca” de dichos comerciantes.
  1. La hacienda Peralonso reunió a cientos de vaqueros araucanos, casanareños y metenses quienes ahí terminaban sus conciertos de cantos de ganaderías después de arreos que en promedio duraban cuarenta días. 
  1. Con base en la carga histórica que para la economía ganadera regional reviste, al menos la casa de la hacienda Peralonso debe de ser valorada y declarada como bien Cultural Patrimonial 

La propiedad pecuaria tema de esta sencilla investigación sigue llevando el mismo nombre, del cual –quizá- se derivó el de la vereda a la que hoy día pertenece, es decir: Peralonso. 

El paradero de ganado hacienda Peralonso se localiza en la margen derecha sobre la vía Villavicencio/ Puerto López, aproximadamente tres kilómetros abajo del centro poblado Pompeya.

Notas: 

a) A esta nueva versión de la crónica la he corregido, también le agregué información. Con el título “Peralonso, villavicense paradero de legendarios viajes ganaderos” fue publicada por la revista “Agenda Hoy” en su edición del mes de junio de 2019. 

b) las fotografías que ilustran esta memoria las tomé en junio de 2019.

2 respuestas a “Hacienda Peralonso, epicentro ganadero villavicense”

  1. Eduardo Rozo Briceño dice:

    Buen articulo Oscar Pabon. Pero no se puede olvidar el otro Paradero de ganado como fue CHEPERO en Cumaral.

  2. Dario Cardenas Garcia dice:

    Cordial saludo Oscar,
    No podría dejar pasar por alto , el leer este maravilloso artículo, que hace parte de la cultura llanera y del aporte económico y social de la región , como lo es la ganadería bovina con sus equinos incluidos.
    Es realmente motivante, tus relatos bien documentados, no solo de esa travesía por 40 días desde las sabanas de Casanare, Arauca, y el Meta, por tan valientes y audaces vaqueros, que en hermosa melodía entonaban los cantos de vaquería, que de seguro a la par del caporal, lo asimilaban los semovientes cansados de tan duro y extenso viaje, que termina en sus diferentes jornadas en los llamados paraderos, que hoy rescatas con tu publicación. Felicitaciones, pues este tipo de escritos compaginan, con mi profesión de MVZ y de ciudadano hijo adoptivo de esta tierra , un edén donde he vivido al lado de mi familia y mi profesión, hoy Llano adicto u Orinocologo.

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