“Las estrellas fugaces, las constelaciones que conocieron los ancestros y por supuesto los cometas, son para ellos etnias viajeras y amigas, sin ser adictas al saludo terrenal, pero que al pasar, dejan huella de su destino”.
1. En el recóndito abrigo del mestizaje llanero, se palpan los fenómenos de la naturaleza, tal como ellos son, con su carácter de lo normal, nada raro, aunque lleno de curiosidad natural.
2. Aún en la sabana se suelen instruir a mujeres embarazadas, para que eviten salir a contemplarlos “no va y sea que el feto se malforme”.
3. En los rituales de las etnias llaneras o circundantes de la selva con las que se interrelacionan e incluso mezclando sangres, su cosmovisión, imbuida de profundo respeto a todo suceso que pueda alterar, así sea por unos pocos momentos, lo cual, para esa cosmovisión, es la marandúa sacra hacia el manguaré, quien envía el mensaje sonoro por el abigarrado bosque, algo esotérico, ante lo cual, surgen pensamientos de rigurosa salvaguardia entre los equilibrios del universo que rigen todo lo que sucede en la madre tierra, en sus vientos, sus aguas, sus frutos y en todos los seres vivos.
4. Ésta visión cosmogónica de las etnias aborígenes es “Ley de Origen”, para las etnias del llano, entre otras Achagua, Piapoco, Jirara, Sikuani y Sáliva, como lo es también para las diversas etnias amazónicas.
5. Es consigna de salvaguardia, reservar para la intimidad más profunda, los rituales que se conservan mustios, sin la alharaca de las externalizaciones.
6. A semejanza del Yuruparí, el ritual es sagrado, e incluso vedado para las mujeres de las etnias, al cual jamás deben ni pueden presenciar.
7. Las etnias sobrevivientes a la invasión europea (siglo XVI) y a su herencia feudal que excluye y margina, creen profundamente en los astros, no solo a nivel cosmológico, sino cosmogónico, significando que todo fenómeno de ocurrencia en el firmamento, amerita para ellos una ritualidad sacra, con ceremonias especiales, para lo cual se reviste cada comunidad de un respetuoso manto y sordo del silencio colectivo, que podría verse como adoración, que el inquisidor inculcó como paganismo y por tal causa, torturó y asesinó a millones de nativos, sin ninguna piedad, de aquella proclamada en los templos cristianos. Estos rituales son mustios, cabizbajos, sin aspaviento alguno, pero con el regocijo de bebidas y viandas, un tiempo largo después del suceso y de la manifestación.
8. Las estrellas fugaces, las constelaciones que conocieron los ancestros y por supuesto los cometas, son para ellos etnias viajeras y amigas, sin ser adictas al saludo terrenal, pero que al pasar, dejan huella de su destino, al cual -significan- no se alcanza a percibir con nuestros sentidos.
9. Pero, a tratarse del Sol y de la Luna, si es “con el yo” y el “con todos”, en la acepción holística del “todos nosotros”, de la humanidad entera, aún esa inmadura “de los hermanitos menores”, como denominan al “no indio”, las etnias Arhuaca, Kogui o Arsaria de la Sierra Nevada de Santa Marta.
10. Para ello, los eclipses portan en su infinito trasegar ocultos mensajes, que únicamente puede interpretar el Mamo, el Werjayá o el Payé, etc. -según la etnia- porque ellos son la Autoridad Tradicional, acatada por todos, sin resquicio ni vaivén alguno.
11. Estos rituales sacros son íntimos, esotéricos y prohibidos para extraños y, “extraño”, en estos casos, es lo ajeno a esa fratría, clan, grupo o bandas Nukak.
12. Así ocurre con el Yuruparí, recalcamos, del cual solo hay referentes orales e imágenes pictóricas aunque nunca presenciales.
Notas:
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La prolongación de la vida y del planeta se sostiene a través del secreto espiritual de nuestros Ancestros quienes están presentes en la eternidad. Buen momento para reconocer lo maravilloso del planeta tierra y su verde bio diversidad.
Felicitaciones a Oscar, por este tema tan interesante, gracias a su impetu como estudioso historiador, y a nuestro amigo Alberto por esa descripción maravillosa , del preámbulo interpretativo del Eclipse anular del sol el sábado 14 de octubre, y poder entender lo inherente, donde las etnias siempre han estado conectados espiritualmente con las estrellas, los cometas, la luna y el sol entre otras, pero siempre interrelacionados con la madre tierra, sus recursos naturales como el agua, los bosques y la biodiversidad, logrando esa integración con la cosmovisión y el respeto a sus costumbres.
Que agradable viaje al legado de nuestros primeros pobladores. Con la información que nos brinda la ciencia vemos con ciertos desdén su interpretación cosmogonica, su percepción de la vida y el entorno, sus símbolos. Nuestra infancia fue simple, básica, feliz. Las nuevas generacionesviven sumegidas en una nube virtual llena de infoentretenimiento pero a su vez, incapaces de contemplar lo simple, lo básico, un atardecer, las estrellas, los ciclos de luna y nmil cosas más. Quizá vean el eclipse a través de tiktok o Instagram.