“Colombia es un país agrícola por su riqueza natural, pero también porque existen la mano de obra y conocimientos valiosos: ¿Por qué no intentar producir en chinampas?, puede ser algo imposible pero…”
En la actualidad[1] acceder a alimentos básicos se ha convertido en un reto. La tecnología se ha transformado para que los procesos productivos sean más eficientes, pero no resuelve la problemática de desnutrición en la población, ante esto ¿cómo llegar a todos los rincones? y ¿acceder a productos agrícolas no siga siendo un privilegio?
Es cada vez más claro que los sistemas productivos se deben adaptar, no por temas de moda sino de necesidad, por lo que a continuación relataré sobre una experiencia agrícola propia en inicios de pandemia, que sin dudas puede mostrar maneras alternas para producir:
De las chinampas que tuve la fortuna de conocer, su mayoría correspondían a las del pueblo de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, de la Ciudad de México (CDMX), que casi a todo lo contrario que se conoce o se dice, la CDMX posee un área importante al sur de la misma donde producen alimentos que abastecen a los ciudadanos capitalinos y municipios aledaños.
Las chinampas son sistemas productivos ancestrales, su nombre deriva del nahuatl “cercas de las cañas” y es por su particular manera de existir; básicamente son suelos sacados del fondo de la laguna y se sostienen con trozos de troncos y con las raíces de especies nativas que procuran sembrar y cuidar.
Es un sistema totalmente creado por el hombre debido a la necesidad de subsistir que data desde 1519 y fue desarrollado por los grupos étnicos cuando llegaron a la zona lacustre del Valle de México, parte de lo que hoy es la capital mexicana[2].
A partir de 1987 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, dada su importancia ya que cerca del 2% de la biodiversidad mundial se encuentra en esta zona. Por otro lado, la FAO lo reconoció como Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Global[3].
Esta zona se compone de 2.215 Ha, en donde 516 de ellas[4] de manera anual[5] salen alrededor de 19 mil toneladas de alimento, siendo los cultivos más empleados:
Es importante indicar que estos cultivos los siembran también zonas de cerro en la CDMX.
Para la siembra de algunas de las hortalizas mencionadas emplean semillas certificadas para asegurar cosechas uniformes, pero se resalta que en las parcelas de granos básicos (maíz y amaranto) y de otros tipos, aún utilizan semillas criollas las cuales las obtienen de sus propias cosechas, bajo cuidadosa selección y a veces son intercambiadas entre ellos.
En esos espacios se emplean los canales para la movilización de personas, herramientas, insumos y cosechas, con la ayuda de las trajineras y canoas. En muchas parcelas agrícolas realizan prácticas agroecológicas, asociación de cultivos, compostaje, labranza mínima o cero y otros, y en ciertos casos resulta en producciones con sellos verdes o afines, valorando más el esfuerzo ya que hay muchos productores y productoras (minoría) que realizan prácticas a mano y se dedican de tiempo completo, tanto que logran sembrar hasta en épocas de invierno implementando micro túneles o similares, entre otro tipo de infraestructuras para seguir cosechando en épocas decembrinas.
Pero detrás de todo este escenario agrícola y como lo mencionaba al principio, es gracias a la curiosidad y los conocimientos transmitidos por generaciones de personas provenientes de pueblos originarios de ese lado de la ciudad, que saben de su valor y reafirman cada uno esa identidad ancestral.
Todo esto anterior lo recalco con todo el respeto que se merece ya que existe un sentido de pertenencia admirable y todavía tienen problemas en algunos aspectos de la cadena, pero están tratando de estar en todos los frentes.
Aprovecho para exponer lo que se puede hacer en épocas modernas, debemos orientarnos a innovar o a adaptarnos en formas de producir. Colombia es un país agrícola por su riqueza natural pero también porque existe la mano de obra y conocimientos valiosos:
¿Por qué no intentar producir en chinampas?, puede ser algo imposible pero con los datos que se expusieron anteriormente no es inalcanzable. ¡Claro!, es algo nuevo pero las herramientas están ahí.
Se debe hacer una revolución en la agricultura, que cada productor se pueda apropiar de cada etapa de las cadenas productivas, y sobre todo, que los que actuamos como consumidores cambiemos la forma de comprar, hay que dar valor real a cada esfuerzo y reconocer cuando una fruta u hortaliza se puede seguir consumiendo.
¡Y sí!, los costos de los insumos están altos, no existe todavía una infraestructura vial completa y se anda importando productos básicos de la cadena productiva, y esto nos afecta a todos, por lo que deberíamos empezar a hacer turismo comercial: así como vamos a lugares para la recreación y el descanso también visitar zonas productoras, comprar directamente al productor, acortar un poco la cadena imprecisa de intermediarios.
A usted que está leyendo esto: ¡gracias por su valioso tiempo!, este relato es producto de una estancia trabajando en un programa agrícola del gobierno de la CDMX. Estuve en las áreas técnica y administrativa, y visité productores de la zona chinampera, ejidos, como de cerros en el sur de la CDMX.
Me pude postular por tener formación como Ingeniero Agrónomo egresada orgullosa de la Unillanos, y adicionalmente por obtener grado de maestría en México sobre temas de agroecología. Cualquier información relacionada, pueden escribirme a dcpabonb@gmail.com
[1] https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/7974/8618
[2] https://www.gob.mx/agricultura/es/articulos/la-agricultura-en-chinampas
[3] https://www.fao.org/americas/noticias/ver/es/c/1118852/
[4] https://www.fao.org/mexico/noticias/detail-events/en/c/1256562/
[5] https://www.gob.mx/agricultura/es/articulos/plantas-y-alimentos-que-se-producen-en-las-chinampas
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EXCELENTE PUBLICACIÓN , DE AHI LA IMPORTANCIA DE QUE LOS CAMPESINOS SIGAN SEMBRANDO EN SUS CONUCOS COMO LLAMAMOS EN COLOMBIA Y NO OLVIDEN LOS CULTIVOS TRADICIONALES DE CADA REGIÓN.
Gracias Hebert, la idea es exponer, intercambiar conocimientos e ideas, y ampliar las prácticas agrícolas. Y claro, recalcar lo propio.