“Con base en el libro Códex que habla de civilizaciones perdidas posible es que en territorios orinoquenses existan marcas del hombre antediluviano”.
En una de sus últimas ediciones del año 2006 el periódico Llano 7 días reseñó el libro Códex del arquitecto e investigador colombiano Santiago Martínez Concha. Entre los interesantes asuntos que con muchas pruebas aborda el autor revela su descubrimiento de la ubicación de la Atlántida, continente sumergido en el mar hace milenios atrás.
También de los secretos escondidos en las entrañas de Machu Pichu y la estrecha relación planetaria que la Tierra y Marte tuvieron hace millones de años, en la que también la Luna participó. En ese año –hace cinco lustros- los periódicos El Tiempo, El Espacio y Hoy divulgaron tan novedosas noticias.
Lo que más llama mi atención es su teoría sobre la existencia en nuestro planeta en épocas antediluvianas de seres gigantes llamados Nefilim y Atlantes que dejaron su marca material. Él se apoya en fotografías propias y prestadas de sitios geográficos tanto de Colombia -sectores de Cundinamarca- como de otros países.
El autor del libro Códex afirma que en eras antediluvianas “los países no tenían fronteras parecidas a las de hoy. En aquella época, los Nefilim o gigantes y sus descendientes literalmente tallaron sus rostros y los de animales en costas y continentes, marcando su territorio”.
También que “las enormes cabezas sobre la superficie de la tierra, muchas veces utilizando montañas enteras y otras tallando miles de kilómetros de roca de la costa de un continente para formar un rostro humano que pudiese ser identificado desde el aire, son pruebas de que algo más allá de nuestra imaginación sucedió en el pasado”.
Al leer ésto vino a mi mente la posibilidad de que en nuestros territorios orinoquenses también haya este tipo de vestigios y recordé a la más grande obra rocosa de forma humana apreciable a simple vista desde diversos parajes del territorio ariarense.
Me refiero a la gigantesca silueta de cuerpo entero que le hace telón de fondo a los metenses llanos de San Juan de Arama, conocida tradicionalmente con el nombre del “Indio dormido o Indio acostado” y que no es más que la estructura de la Sierra de la Macarena.
Sobre este Parque Nacional Natural bibliografías especializadas dicen que su origen geológico, tepuyes, se remonta a tiempos anteriores al surgimiento de la Cordillera Oriental. También se afirma que en pretéritas épocas cuando la hoy Orinoquia colombiana era mar, la Sierra de la Macarena estaba sobre el nivel de dichas prehistóricas aguas.
Así mismo, que cuando aquel mar se corrió las especies animales y vegetales de la sierra bajaron y poblaron los desecados territorios hoy conocidos como Orinoquia y Amazonia.
En tiempos presentes de la enorme silueta rocosa algunos habitantes de San Juan de Arama han dicho que es la del cacique Arama; del mismo modo en Fuentedeoro consideran que corresponde al cacique Camaxagua de la precolombina cultura Guayupe.
Al respecto el historiador Jairo Ruiz Ch. comenta que Aripo era el nombre que los guayupes le dieron a la sierra a la que luego hispanos colonizadores bautizaron como de La Macarena.
Volviendo a nuestro kilométrico “Indio dormido o Indio acostado” con su milenaria mirada al espacio, al encajarlo dentro la investigación de Martínez Concha puedo especular diciendo que es una figura Atlante o Nefilim que custodia a esa gran masa geológica y biótica que es patrimonio de la humanidad.
Otros ejemplos regionales:
Posible es que en más lugares de la Sierra de la Macarena y en otros de la región orinoquense se consigan huellas de remotas civilizaciones perdidas, las que aumentarán los ejemplos contenidos en el libro Códex.
Ejemplo concreto ocurre en la Ciudad de Piedra ubicada en jurisdicción del municipio de San José del Guaviare. En ese plano paisaje natural distante de la cordillera se pueden observar voluminosas rocas -algunas sobre puestas en perfecto equilibrio- que a simple vista son obras escultóricas unas con formas alienígenas y otras zoomorfas.
Lo explico mejor con fotografías de las monumentales y misteriosas pétreas figuras guaviarenses que se localiza en la antes referida Ciudad de Piedra.
Volviendo al libro que inspiró este artículo con mirada orinoquense, comento que lo compré en la víspera de la Navidad de 2006 y corresponde a su primera edición. La obra en su contraportada dice:
“Podría decirse que Codex (códice o código), es un libro de ciencia, pero mirado con otra óptica es también un libro de historia, que por primera vez logra conciliar algunos aspectos sueltos o no contestados de campos tan diversos como la teología, la astrofísica, la oceanografía, la arqueología, la antropología, la historia o la mitología, todo en lenguaje sencillo y deleitable al alcance del hombre corriente.
Lo que el lector verá en este libro, se sale de los límites de su propia imaginación…”
Nota: Este artículo lo redacté en 2007, ahora lo publico en edición ampliada y corregida.
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Buen trabajo. Hay mucho trabajo de investigación por adelantar. Hay que incluir la Ciudad de Piedra allá en la Macarena. Gracias.
Apreciado Profesor Pabón, el artículo me lleva a manifestar lo siguiente.
Muy seguramente el autor Martinez Concha debe disfrutar la serie: Alienígenas Ancestrales, cuyo tópico confluye en el mismo ámbito, pero mirando a las estrellas.
Pareidolia es llamada la natural tendencia de la pisque humana a buscar e identificar formas y figuras que responden a patrones conocidos. Y nada más conocido por los seres humanos que su propia figura y sus partes. Llevado un poco más allá se usa la Pareidolia por ejemplo en el test llamado de Rorschach que identifica características psicológicas.
De otro lado comparto la necesidad de investigaciones de la Orinoquía no solo multidisciplinarias y transdisciplinarias, sino que además respondan a epistemes distintos al del método cientifico tradicional (tan destructor de epistemes, no per se, si por quienes los mistifican)
Finalmente, no dejan de resultar bellas experiencias estéticas el disfrutar de una consciente y sana pareidolia cuando se nos ofrecen tantas formas y figuras que reinan en estos llanos tan pero tan ricos en bellezas.
Profesor tenga buen día. Mucho le agradezco su amable lectura a mi escrito y su opinión al tema del mismo. Saludo cordial