Por diferentes motivos en la producción del libro de las Bodas de Oro del Torneo Internacional del Joropo mi escrito Joropódromo experimento piloto en Villavicencio no quedó incluido en dicha obra editada en 2018.
Han trascurrido tres años de la redacción de esta crónica histórica y como está sin publicar considero oportuno darla a conocer a la opinión pública en este final de mes de junio, cuando se cumplen veinte años desde cuando fue fundado el Joropódromo villavicense. Es un insumo que elaboré para el Instituto de Cultura del Meta a través de la Corporación Cipra.
La capital metense localizada en estratégica entrada a los Llanos Orientales, a través de su transcurrir sociológico ha sido epicentro de importantes hechos históricos relacionados con la economía y la cultura llanera.
Se le recuerda como punto final de los legendarios viajes de ganadería en su mayoría con orígenes en diferentes hatos araucanos, de los que partían por caminos reales rumbo a Casanare -territorio que también aportó reses- llegando luego a tierras metenses. Muy transitada resultó la ruta de Barranca de Upía en dirección a Villavo.
Los cientos de vaqueros que arriaron incontables cabezas de ganado en la comarca villavicense sembraron rasgos culturales traídos desde el llano adentro en sus bastimentos espirituales. Así, los incontables anónimos jinetes en el pueblo que anhelaban conocer o de nuevo visitar desempacaron el alegre joropo en presentación de canto y el baile.
Con el correr del tiempo la sumatoria de razones geográficas, económicas, sociológicas y culturales a Villavicencio le dieron los méritos de polo irradiador de expresiones autóctonas de la gran región del Orinoco. Quizá eso se hizo muy visible en 1960 cuando el 1 de julio con jolgorio celebró el inicio de la vida departamental de su territorio.
Por tal motivo el famoso trio de guitarras y maracas Los Galanes con su pasaje Departamento del Meta a propios y extraños puso a cantar la siguiente copla: “Desde Arauca y Casanare todos viene a su fiesta, del Vichada y del Vaupés porque es la fiesta llanera”.
En adelante el poblado tuvo suficientes razones para convertirse en nido de eventos con componentes del rico folclor llanero, los que por su permanencia hoy son hitos que superan los límites locales y traspasan fronteras internacionales.
Han sido iniciativas tanto gubernamentales como de la sociedad civil, gracias a las cuales sin pausa el Joropo palpita en la cotidiana vida villavicense. Entre sus más emblemáticas fiestas del folclor llanero están el Torneo Internacional del Joropo y el Joropódromo que en el año 2018 cumplen respectivamente Bodas de Oro y la 18ª edición.
2001: experimento cultural en ciernes
Mediaba el año 2001 cuando el Meta cumplió el aniversario 41 de vida departamental y dentro de la programación del XXXIII Torneo Internacional del Joropo sucedió el nacimiento del Joropódromo, pensado desde la gobernación departamental en cabeza del mandatario Luis Carlos Torres R.
Fueron tres jornadas las que se desarrollaron en las dos últimas fechas de junio y la inicial de julio. Escogieron como escenario la transitada calle 38 desde el entonces parque Santander rumbo al almacén Ley, hoy Éxito Vecino, pasando a la otra calzada con retorno al sitio de salida.
El trayecto de la pista tuvo cobertura de sonido amplificado. No hubo vallas para separar al público que en los tres días se agolpó en los andenes con el interés de apreciar las academias en sus recorridos.
Los grupos participantes en su gran mayoría con origen en el departamento del Meta, al inscribirse acataron los parámetros del concurso:
El consolidado de academias participantes en las tres categorías fue el siguiente:
Juvenil: cinco llegadas de Puerto López, San Juanito, San Martín y Villavicencio. Resultó ser la de mayor número de parejas.
Aficionado: seis procedentes de Acacías, Bogotá, Cumaral, Guamal, Restrepo y San Martín.
Profesional: cinco por Acacías, San Martín y Villavicencio
Entre las delegaciones resultó admirable la presencia y el desempeño de la que llegó de San Juanito, municipalidad metense que se localiza en sector de influencia del páramo de Chingaza.
Las jóvenes parejas de mejillas coloradas con garbo y propiedad ejecutaron el baile al mejor estilo del joropo denominado: transición llano/cordillera. Su director y profesor: Carlos Peña.
Los calificadores del concurso:
El equipo coordinador del naciente certamen propuso la nómina de jurados del denominado Joropódromo, responsabilidad que asignaron a Cielo Usme Andrade, Jesús María Suárez Letrado, Henry Castro Rojas y Óscar A. Pabón Monroy, quienes para nada se imaginaron la trascendencia histórica que llegaría a alcanzar el ignoto concurso que iban a juzgar.
Bandas de satín blanco estampadas con la palabra Jurado en color rojo y con el escudo departamental cada uno lució en su pecho. Sombrero también llevaron el último día.
Previo a la partida del inédito certamen los cuatro pioneros jueces se ubicaron en la gradería metálica instalada en el atrio del edificio Prollano. Desde allí vieron desfilar las academias con sus libres coreografías y coloridas prendas. Dieron calificaciones desde esa ubicación y a lo largo del recorrido.
Inusitado final:
En la emocionante clausura del callejero evento folclórico resultó inolvidable un masivo hecho que sucedió tras la culminación del desfile.
Mientras que el jurado en la sala de juntas en la segunda planta del cercano edificio de la gobernación tabuló los puntajes definitivos de los ganadores, las muchachas y muchachos bailadores de las academias convidaron a los espectadores para que bailaran joropo en la vía adyacente al parque, que de nuevo fue pista a cielo abierto. Por su parte, desde la tarima los músicos se unieron a la causa interpretando recias y alegres canciones, animando la repentina fiesta popular.
Así, contra la inexperiencia en la organización de multitudinarios certámenes de esta naturaleza en la capital del Meta exitosa concluyó tan innovador experimento cultural, que tuvo como laboratorio la comercial calle de los bancos como la llaman los villavicenses.
Al caer la tarde del domingo 1 de julio del año 2001 en la capital del Meta la historia del baile de joropo comenzó un nuevo rumbo en Colombia y Venezuela, teniendo como marca de origen la palabra Joropódromo.
Lo que siguió:
De manera rápida el popular y colorido espectáculo a campo abierto comenzó a ser emulado en las programaciones de diversas fiestas grandes y pequeñas de los llanos colombo venezolanos con igual nombre, o bautizados con otros.
A partir de la segunda edición la convocatoria del Joropódromo se extendió a todos los departamentos de la región y a los estados llaneros venezolanos. Esto hizo que en 2002 llegaran diversas representaciones con estilos diferentes de interpretar el baile y con particulares prendas de vestir.
Se recuerda que las bailadoras de un araucano municipio trajeron sus alpargatas tupidas de lentejuelas y lucieron trajes estilizados; además, porque interpretaron el joropo con estilo moderno.
Quizá esta edición al Joropódromo le abrió las puertas a la tendencia del baile tipo proyección que en adelante marcó la pauta y que a decir de críticos folcloristas, comenzó a impactar de manera negativa el estilo criollo.
La afectación se dio porque durante unas versiones solo hubo una categoría y por lo general ganaron academias que interpretaron el joropo tipo proyección, haciendo que el modo tradicional fuera quedando de lado puesto que el otro estilo cautivó por igual a profesores y bailadores.
Bueno es aclarar, que en las nóminas de los jurados hubo representación de defensores de lo ancestral, sin embargo dominó la tendencia nueva.
Espere la segunda entrega
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En buen hora. La gente joven no recuerda cuando se inició el joropódromo. Felicitacios..
Muy merecido escrito para que la juventud actual entienda la importancia de tan magno y tradicional evento que surje en el gobierno de Luis Carlos Torres, por iniciativa de Henry Castro que le comentò al entonces director de Turismo del Meta. Èl mimo me comenta la anécdota y a él tampoco nunca le han reconocido ese chispazo que tuvo en su momento y que acogió de buena forma Lucas y su equipo de gobierno entonces. Hoy la juventud no entiende siquiera su significado. La raìz de nuestro folclor es el Joropo en toda su dimensionalidad.