“Aunque ejerce de manera profesional la Topografía, logró consolidar una línea de investigación en Arqueoastronomía que le ha permitido participar en eventos académicos nacionales e internacionales”
Hace poco me enteré de la existencia de la unión de dos ciencias que dan origen a la Arqueoastronomía a la cual Wikipedia le da la siguiente definición:
“Es el estudio del cómo las poblaciones del pasado «entendieron el fenómeno del cielo, cómo usaron estos fenómenos y cuál fue el papel del cielo en sus culturas>”.
En lo relacionado con el origen de esta disciplina académica encontré lo siguiente:
“La Arqueoastronomía se remonta a finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuando se estableció por primera vez la conexión entre las estructuras construidas por el hombre y los eventos astronómicos. Anticuarios como John Aubrey en 1678 y Henry Chauncy en 1700 estudiaron las alineaciones astronómicas de las iglesias.
Los estudios iniciales se centraron en las culturas de Oriente Medio y Europa. Como sugirió Euan MacKie, el término arqueoastronomía fue utilizado por primera vez en 1973 por Elizabeth Chesley Baity. Se investigan lugares de todo el mundo”. (https://www.ebsco.com/research-starters/education/archaeoastronomy).
Supe de tan antigua ciencia gracias a un acacireño profesional que está inmerso en tan particulares ejercicios de investigación científica, se llama Daniel Fernando Guaman Galindo.
Cuenta que fue criado en Acacías, Meta, donde cursó estudios de primaria y secundaria en el colegio Juan Rozo. Durante esa etapa tuvo acercamientos profundos a las tradiciones culturales de su región, participando en un ensamble de música llanera folklórica perteneciente al entonces Instituto de Cultura y Turismo.
Posteriormente se trasladó a Bogotá para realizar estudios como Ingeniero Topógrafo en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Recuerda que fue allí, gracias al maestro Julio Bonilla, donde descubrió su interés por las culturas americanas, en particular por su folclor y su relación con los observatorios astronómicos prehispánicos.
Que ese primer contacto le abrió el camino hacia la Arqueoastronomía, disciplina que, con el tiempo, se ha convertido en una de sus grandes pasiones.
Aunque ejerce de manera profesional la Topografía, logró consolidar una línea de investigación en Arqueoastronomía que le ha permitido participar en eventos académicos nacionales e internacionales.
Un ejemplo de ello fue en el año 2024 cuando asistió al diplomado en Administración de Tierras, Topografía y Arqueoastronomía en Copán (Honduras) y Guatemala, organizado por la Universidad de San Carlos de Guatemala y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde presentó ponencia sobre el uso de tecnologías como LIDAR en zonas arqueológicas para la preservación del patrimonio histórico.
En Colombia ha adelantado investigaciones en lugares como Tunja, Villa de Leyva, municipios de Meta y Casanare, siempre de la mano del Semillero de Investigación en Arqueoastronomía de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas del que es el actual líder.
Paralelo a los compromisos académicos en la actualidad se encuentra escribiendo un libro sobre las investigaciones realizadas en el sitio arqueológico conocido como “El Infiernito” -denominación que no le gusta- cuyo nombre original podría corresponder a Saquenzipa, tal documento espera publicarlo en 2026.
La más reciente invitación que ha recibido se la extendió la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Perú, para que participe en el Ciclo de conferencias acerca de Arqueoastronomía Muisca Chibcha e Inca. Allá dictará la conferencia sobre el uso de la tecnología LIDAR para la preservación del patrimonio histórico y arqueológico.
Este certamen académico será en la tarde del jueves 18 de septiembre de 2025 en el Museo de Arqueología y Antropología de la prestigiosa universidad peruana.
Acerca de sus trabajos cumplidos en los municipios de Lejanías y Sabanalarga dice Daniel que con dron realizaron vuelos fotogramétrico y se tomaron series de fotografías con las que se pueden reconstruir modelos tridimensionales, es decir que generaron copias exactas de las piezas arqueológicas.
Así, ante cualquier eventualidad de daños parciales o totales –que ojalá no les ocurran- en su base de datos tienen copias en 3D a escalas de los dos bienes arqueológicos con todos sus petroglifos.
El trabajo de Piedra Gorda fue con el Seminario de Investigación de la Universidad Francisco José de Caldas y el de la Piedra de los Ancestros con la Universidad Nacional de Colombia.
Como análisis a los antes referidos sitios de arte rupestre comenta que encontraron varios elementos interesantes. De Piedra Gorda dice que le ubicaron dos símbolos similares –por no decir que idénticos- a unos que hay en Guasca y en Facatativá.
Para quienes quieran conocer sus trabajos académicos cuenta que se pueden consultar en algunos repositorios digitales y publicaciones. Por el momento:
Adenda: mi agradecimiento para Daniel Fernando Guaman Galindo por su amable compartir de la información soporte de este artículo. Para él mi felicitación por su importante trasegar en la ciencia de la Arqueoastronomía.
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